JONATHAN ARELLANO
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Reflexiones de un Loco II

9/14/2014

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“La tristeza se aferra no me deja marchar”. Hundido en el caos de las ideas, en el caos del pensamiento, y en caos del sentimiento; así me encontraba yo hace no mucho tiempo. Aceptar la pérdida de personas a quienes amabas, enfrentar la traición humana, luchar contra el miedo de la soledad; todas esas situaciones se postraban ante mí, y tengo que aceptarlo, tenía mucho miedo. Siempre es muy doloroso, cuando te ves frente al espejo y tienes que aceptar, tus errores, y aceptarte tal y como eres; esa lucha en contra de tu ego; aceptar que tienes que empezar de nuevo, es cuando surge esa tristeza amarga, esa depresión que te ensucia las ideas. Todo esto que escribo no es solo como una confesión de mi tristeza, si no porque todo esto que en las líneas anteriores he puesto, fue el escenario para hacer una serie de canciones, que para mí son muy importantes, y que marcaron una etapa en mi vida.



Alguna vez escuche a un músico decir, antes de empezar a tocar una de sus canciones más conocidas: “Para escribir esta canción me tarde 5 años de vivencias, y 5 minutos para escribirla y darle forma”. Yo creo que es igual para mi, cada canción que hago está llena de vivencias, recuerdos, momentos; pero realmente para hacerla es simplemente  que un día después de que un sentimiento da vueltas y vueltas en la cabeza, se ha cansado de estar ahí y quiere salir; es un gran desahogo emocional. De repente todo fluye, cada nota, cada palabra, tiene una razón. Y el sentimiento que daba vueltas, empieza a desaparecer, porque ahora ha tomado una forma, y queda atrapado ahí.

La canción “Tristeza” fue un año de darle vueltas y vueltas; retomando lo que decía en el principio, fue hasta el momento donde realmente me enfrente a mí, enfrente todos esos miedos que me perseguían para hacer esta pieza. Esta canción habla de cómo en ese donde pierdes algo, tienes que aceptar que la vida sigue. Que los malos y los buenos momentos son parte de la vida, no puedes elegir solo uno de los dos; el hecho de vivir es aceptar esa dualidad, como una sola cosa, no existe el bien ni el mal, solo existe lo que es. El momento en que pierdes algo no es el fin, sino el principio de todo un nuevo orden de cosas. Por eso la canción no es solo armonía menor, es raro, pero intente usar un color mucho más brillante, acordes mayores, para esta canción. La tristeza es el comienzo del camino, fue mi comienzo. Atrapado en la tristeza un día simplemente me levante, y me decidí a que mi vida tenía que seguir, que no me importaba haber perdido a un amigo por una mujer, que no me importaba haber perdido a una mujer que amaba, que no me importaba ya haber perdido a lo que iba a ser mi familia; ya nada de eso importaba, simplemente tenía que haber pasado para que pudiera comprender un poco más la vida, y para que la próxima vez que pasará lo hiciera con más conciencia. Que todas esas cosas eran parte de mi crucifixión, pero que todo sufrimiento lleva consigo una resurrección.

Finalmente hice esa y muchas canciones, y espero poder seguir plasmando cada sentimiento, cada etapa de mi vida en canciones; porque para mí la música es mi alimento, pero también la única forma que conozco para mostrar lo que realmente soy; y agradezco de todo corazón, cada vez que alguien se identifica conmigo por alguna canción que haya hecho. Muchísimas gracias a todas las personas que se han tomado el tiempo, por escuchar algo que haya hecho, no lo hago con ningún fin, simplemente lo hago porque lo amo. “Desgarra mis piernas es momento de luchar; he perdido razón, ya no quiero vivir en el ayer. Encontrar quién soy, vencer mi temor, buscar mi salvación” 

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Reflexiones de un Loco

9/10/2014

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¿Qué es la música? Una pregunta tan común. Tan usada, que a veces el simple hecho de hacerla parece una mala broma; porque la respuesta nunca resuelve nada, simplemente genera más y más dudas. Es caer en una abismo lleno de incertidumbres, intentar resolver un misterio que va mas allá de lo concebible, es simplemente intentar lo imposible. Yo no quiero intentar dar una respuesta más; que caso tiene. Lo único que quiero intentar plasmar en estas cuantas líneas es todo eso que para mí es la música, como me ha transformado, todo lo que ha hecho en mi; no sé si al final suene como el intento de resolver este enigma, o como simplemente un músico mas plasmando sus emociones; me da igual, ser hombre (y mujer, dado el caso) significa, luchar, buscar y nunca rendirse, y ahora hago gala de esos valores, para dar rienda suelta a mis dedos que quieren teclear sin parar.


Hay encuentros en la vida que se dan sin siquiera buscarlos, que por azares del destino, estás en el lugar indicado, en el momento indicado, y simplemente sucede. Así conocí lo que es la música, ni ella, ni yo, buscábamos nada, simplemente un día me toco verla de frente y ella con sus calurosos brazos me recibió; creo que solo en esta vida hay un par de ocasiones donde el amor se muestra totalmente sincero: el amor de una madre, el amor a tus hijos, y el amor de la creación. ¿El amor de la creación? Si, ese amor que surge cuando de cualquier manera expones lo que eres, en cualquier forma. Bailando, cantando, tocando, pintando, escribiendo, etc. La forma en que logras derramar tu alma entera, esa forma única que solo puedes hacer TÚ. Porque solo tú has vivido lo que has vivido, y solo para ti una nota musical, un color en particular, un olor, un sabor, representa algo único e irrepetible.

La Música me abrazo de una forma, que ningún otro par de brazos podrá algún día asemejar esa sensación. Se convirtió en mi consuelo, y la única forma que tuve en la niñez, de conocer este mundo. La razón por la cual me interesó la vida de una forma profunda; porque antes de ese encuentro, la vida me daba un tanto lo mismo. Cuando mis dedos probaron las primeras notas, y mis labios sintieron las primeras vibraciones que provocaba una pequeña caña de madera, el mundo se lleno de un color totalmente diferente, cada sonido tomo un valor totalmente nuevo, cada sensación, cada textura dejo de ser la misma. Este fue el primer paso, el desahogo; la Música fue eso en mi; un desahogo de lo que era yo. No me importaba ser ni el mejor, ni el más grande músico, simplemente desahogarse. Sentirme aliviado de todas las emociones que fluían en ese corazón de niño, todas esas sensaciones tan dramáticas que solo un niño puede experimentar.

Parece que mientras más avanzas en esa pendiente inclinada de emociones, tu alma se libera y empiezan a fluir las cosas muchas más fácil.

Año tras año, siendo la música mi único escape, me di cuenta de que ella misma me pedía mas, que el simple hecho de ser un desahogo a mis miedos, y a mi realidad no era suficiente; esas sensaciones infantiles, habían madurado, querían llegar más allá. Poco a poco, la música se transformaba en mi propia búsqueda, ya no en el escape, si no en el camino. Cada canción que escribía, ya no era en reclamo a lo que pasaba a mi alrededor, era en respuesta a lo que quería descubrir en mi vida, en respuesta a lo que mi alma gritaba desde el fondo de mi ser. Una voz se apoderaba de mi y decía: Busca, busca, y no pares de buscar en ti, hasta que el final se acerque. No te rindas, que solo a través de la búsqueda se encuentra a Dios. Lucha sin descanso, levántate cada vez que caigas. Lucha, Busca.

 Esas palabras fueron las que me hicieron decidirme a convertir la música en mi forma de vida. Ya dejar atrás el hecho de verlo como una simple distracción, como la mayoría de la gente lo hace. Si no convertirlo en mi bandera. Convertir el grito de mi alma en una canción de lucha. Crucificar y resucitar las emociones. Buscar las melodías en un cuadro. O ponerle letra al sonido del viento. Mi alma se reveló ante mi. De ser unos brazos cálidos, se convirtieron en unos brazos que me daban fuerza. De ser esa madre amorosa, que no espera nada a cambio, se transformo en ese amor de padre, tan difícil de entender; porque ya no es solo un amor incondicional, si no es un amor que impulsa a seguir adelante, a crear tu propio camino. Ese fue mi segundo momento con mi eterna amada. El momento de la búsqueda.

Perdido en mi juventud, esta búsqueda, fue lo único que me permitió avanzar. La soledad se volvió un camino tan recurrente en mí, que empecé a asimilar la experiencia creativa, con esta soledad. Visto con ojos raros por mis compañeros, ese joven solitario, fue incomprendido muchas veces. Tratado como un ente raro, que solo ocupaba un espacio más en cualquier lugar, fue como empecé a buscar en mi lo que pocos, a esa edad se atrevieron a buscar. La música era mi única compañía. Fue así como para mí, música y soledad se transformaron en una sola palabra. Se fusionaron. La música perdía sentido, sino era una experiencia casi religiosa. En la cual, hacer música tenía una forma divina, en esos momentos donde las dudas religiosas son constantes, la música era el único elemento que consideraba divino, sagrado, inhumano.

Hoy, estos dos momentos tan resumidos que expongo aquí, son los que han marcado mi existencia. Lo que dan sabor a mi vida. ¿Qué es la música? Para mí simplemente el desborde de mi alma, la forma como se plasman mis recuerdos en la materia que yo tengo a mi alcance. La música no es otra cosa más que lo que uno es, mientras uno se experimenta, la música cambia. Mientras uno se levanta, la música cambia. Mientras uno llora o ríe, la música cambia. La respuesta final solo la sabremos, cuando nos conozcamos a nosotros mismos, cuando sepamos realmente lo que somos, y a lo que hemos venido a este mundo. Ese día no solo sabremos que es la música, si no toda una cascada de respuesta nos refrescara la frente. Porque toda pregunta se basa en la simple idea de ¿Quién soy yo?

¿Qué es la música? Lo que eres tú. 

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